María Blasco: “Mientras sigamos envejeciendo, seguirá habiendo cáncer”

María Blasco (Alicante, 1965) es una de las investigadoras más destacadas del panorama científico actual. Directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) desde 2011, ha centrado su carrera en el estudio de los telómeros, la telomerasa y los procesos de envejecimiento celular. A lo largo de su carrera ha recibido diversos galardones, entre los que destacan el Jaime I, el Premio Nacional de Investigación en biología Santiago Ramón y Cajal, el Swiss Bridge Award for Research in Cancer, el Josef Steiner Cancer Research Award, la Medalla de Oro de EMBO y el Premio Carmen y Severo Ochoa.

Prolongar nuestra esperanza de vida en las mejores condiciones posibles es la principal meta de Blasco, pero también abrir el CNIO a la sociedad. Por ese motivo, no duda en alternar la actividad científica de primer nivel con las iniciativas divulgativas para acercar la ciencia a los ciudadanos.

Entrevistamos a María Blasco con motivo de su ponencia en el Diploma en Genética Médica organizado por la Fundación Adeit-Universitat de València.

María Blasco, directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO).
María Blasco, directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO).

Este año su equipo de investigación desarrolló un modelo animal en ratones de fibrosis pulmonar idiopática en el que se establecía el daño en los telómeros como mecanismo central de la enfermedad. ¿Cuál es el siguiente paso?

El siguiente paso es probar en este modelo distintas terapias posibles. Actualmente estamos probando la activación de la telomerasa para ver si así conseguimos curar a estos ratones de fibrosis pulmonar.

A mediados de año demostraron también que el bloqueo de una de las proteínas shelterinas del telómero era efectivo para frenar el crecimiento tumoral y eliminar las células del cáncer. Normalmente las terapias dirigidas a los telómeros se enfocan en la acción de la telomerasa ¿Por qué eligieron ustedes las shelterinas, qué ventajas ofrecen?

Con la inhibición de la telomerasa se ha estado trabajando en los últimos 10 o 15 años como estrategia para frenar el cáncer y se ha visto que esta estrategia es efectiva con ciertos tumores muy concretos de tipo mieloide. Sin embargo, en los tumores sólidos –por ejemplo, el cáncer de mama o de pulmón- no presentaba suficiente efectividad, quizás porque la inhibición de la telomerasa no mataría a las células tumorales con telómeros muy largos.

Por este motivo, nosotros decidimos utilizar una nueva diana terapéutica, que no fuera la telomerasa, sino que fuese capaz de destruir los telómeros de manera instantánea, fuesen cortos o largos. Nos decantamos por las proteínas shelterinas –que son esenciales, pues si se eliminan se pierde la estructura protectora del telómero- primero vimos que si quitábamos estas shelterinas frenábamos el crecimiento de tumores muy agresivos y después vimos que se podían desarrollar fármacos capaces de atacarlas y que también eran efectivos en frenar el crecimiento tumoral.

Todavía nos encontramos en un estadio temprano de desarrollo de dichos fármacos, pero hemos comprobado que cuando bloqueamos estas shelterinas, se impide el crecimiento de tumores muy agresivos. En un principio lo estudiamos con cáncer de pulmón y ahora estamos trabajando con otros tipos de cáncer.

¿Cree que estos resultados podrán ser trasladados a los pacientes a medio plazo?

Por el momento estamos en las primeras fases de puesta en marcha de los fármacos, pero el objetivo final es poder aplicarlos en humanos. Pensamos que es importante que se desarrollen ya de momento no hay ninguna droga que ataque a los telómeros y que se esté utilizando ya en ensayos clínicos.

Sabemos que la capacidad de mantener los telómeros es una de las características principales del cáncer, pues es lo que le permite ser inmortal. Por ello, es necesario desarrollar tratamientos que se centren atacarlos y el nuestro sería el primero que se ha propuesto y desarrollado para un shelterina.

Los telómeros protegen la integridad del material hereditario
Gran parte de las investigaciones de María Blasco se han centrado en los telómeros, las estructuras terminales de los cromosomas que protegen la integridad del material hereditario. Imagen cortesía de Marta Yerca.

En este sentido, ¿qué papel juegan los telómeros en el proceso de envejecimiento celular?

Las células sanas van erosionando sus telómeros conforme se dividen para regenerar los tejidos. Precisamente por el acortamiento de dichos telómeros, esas células son mortales y, eventualmente, los tejidos dejan de funcionar correctamente, envejecemos y en última instancia esto provoca enfermedades y la muerte.

Las células del cáncer tienen la capacidad de dividirse de manera indefinida, de ser inmortales y esto es porque son capaces de mantener sus telómeros siempre jóvenes gracias a la telomerasa.

El Sida y el cáncer son dos de las enfermedades que más preocupan a la sociedad contemporánea. En el caso del Sida se está planteando la posibilidad de contar con una vacuna en aproximadamente 5 años. En el caso del cáncer, ¿podemos aspirar a una vida libre de esta enfermedad?

La investigación sobre el Sida ha sido un gran éxito, cuando se diagnosticaron los primeros casos, era una enfermedad mortal y la esperanza de vida de las personas afectadas era de unos dos años. Ahora, gracias a los avances de la investigación básica en biología molecular que han resultado en el desarrollo de nuevos fármacos, puede considerarse una patología crónica que se puede tratar y controlar.

En general, para la mayoría de las enfermedades infecciosas, es relativamente sencillo identificar cuál es el germen (virus o bacteria, por lo general) e intentar acabar con la enfermedad atacando dicho germen, bien con fármacos o bien con vacunas.

En el caso del cáncer es más complejo. Su germen es el proceso mismo de envejecimiento del organismo y para intentar evitar el cáncer habría que ser capaces de frenar dicho proceso. La investigación está avanzando en dicha dirección, pero también en desarrollar estrategias para acabar con las células tumorales una vez se hayan desarrollado. En cualquier caso, mientras sigamos envejeciendo, seguirá habiendo cáncer.

Entonces, ¿podemos decir que enfermedad y vejez van irremediablemente unidas?  

En efecto. El deterioro progresivo que se produce con el paso de los años es sin duda la causa de todas esas grandes enfermedades no infecciosas que afectan a nuestra sociedad, como pueden ser el cáncer, el Alzhéimer, el infarto de miocardio etc.

Ha hablado de retrasar la edad de aparición del cáncer o incluso la incidencia del mismo a través de una posible prolongación del tiempo de vida joven, con salud, como una de “las grandes revoluciones en la manera de ver la enfermedad”. ¿Cree que esta visión es compartida por la comunidad científica?

Yo creo que cada vez hay más conciencia de que el cáncer es una enfermedad asociada al   proceso de envejecimiento de las células y para entender de forma completa lo que es el cáncer, tenemos que entender ese proceso. Eso nos dará una visión más clara de por qué se produce el cáncer en algunas personas, y nos ayudará a prevenirlo y diagnosticarlo a tiempo. Pero también nos dará nuevas estrategias terapéuticas para intentar tratar el cáncer de manera más efectiva una vez que aparezca.

En este posible retraso, ¿qué papel correspondería a los avances en investigación y qué otro dependería de los cambios en nuestros hábitos de vida?

Yo creo que la investigación es esencial porque si no somos capaces de entender los mecanismos moleculares que producen el cáncer, no seremos capaces de controlarlo. Solamente con hábitos de vida no se puede controlar una enfermedad una vez que ésta ya ha hecho su aparición. Lo que sí que creo es que con ambas estrategias se puede crear una sinergia de manera positiva para el paciente.

Dicho esto, sabemos que nuestras costumbres diarias son muy importantes, incluido el estrés o los trastornos de personalidad, pues pueden afectar positiva o negativamente a nuestro estado de salud y eso a su vez, incide sobre el riesgo de padecer distintas patologías, entre ellas el cáncer.

Estamos hablando de procesos de envejecimiento y enfermedad ¿sería posible aplicar este enfoque también en el cáncer infantil?

En el caso de los cánceres infantiles, obviamente no están asociados a los procesos de envejecimiento, son diferentes a los que tienen las personas adultas y suelen estar más relacionados con alteraciones genéticas que se pueden haber producido durante el desarrollo embrionario o en fases tempranas de la infancia.

No son cánceres tan frecuentes, podemos decir que son raros, pero no por ellos son menos importantes y diría que la estrategia para combatirlos es intentar entender por qué se han producido y buscar estrategias específicas para combatirlos. En este sentido en el CNIO hemos lanzado una de las primeras Unidades Clínicas de ensayos de nuevos fármacos en cáncer infantil en colaboración con el Hospital Niño Jesús de Madrid. Precisamente porque estos tumores son raros, hay mucha menos investigación y desarrollo de nuevos fármacos o de aplicar los que ya hay a los niños.

Si cada tumor es único, ¿son los tratamientos personalizados la opción más efectiva para lucha contra el cáncer?

Creo que es una manera nueva de afrontar la enfermedad. Cada individuo tiene un tumor diferente porque, aunque desde el punto de vista médico dos tumores sean del mismo tipo, desde el punto de vista genético y molecular sabemos que son tumores diferentes, seguramente han tenido una historia diferente y se han formado de modo distinto. Al final ambos han acabado siendo cáncer, pero tienen una trayectoria de mutaciones distintas.

Esto puede parecer muy complicado, sin embargo, hemos de utilizarlo a nuestro favor. Si entendemos cuál es la identidad de cada tumor, podemos intentar matarlo más eficientemente. Ése el origen de los tratamientos personalizados del cáncer, que constituyen una estrategia compleja pero que nos puede dar nuevas maneras de ser efectivos.

En este sentido, ha defendido la importancia de realizar tests genéticos antes de decidirse por un tipo de tratamiento u otro, ¿se está implantando esta práctica en España?

Creo que hay mucha desinformación y que los pacientes deben estar bien asesorados por sus médicos sobre cuáles son las opciones que tienen. Los tests genéticos son muy importantes, ya que pueden darle una idea al paciente sobre si necesita o no entrar en una estrategia más agresiva, como la quimioterapia.

Sabemos que la quimioterapia tiene efectos secundarios muy graves e incluso puede ser la causa de que aparezcan tumores secundarios en el futuro, por lo tanto, es primordial que los enfermos estén bien informados a la hora de tomar este tipo de decisiones.

Usted es una de las pocas mujeres al frente de un centro de investigación de primer nivel, ¿cómo ve la situación de la mujer en la ciencia?

Como sucede en otras profesiones, aunque hay más mujeres que hombres en los escalafones más bajos de la investigación, cuando hay que dar el paso a los puestos de dirección, se produce una gran brecha. Muchas mujeres se quedan por el camino y esta diferencia aumenta conforme se va subiendo en la escalera de responsabilidad.

Personalmente, creo que esta desigualdad no puede solucionarse sólo con el paso del tiempo, sino que es necesario favorecer las condiciones para que haya más mujeres que se decidan a alcanzar los niveles más altos de la investigación. Para ello, resulta imprescindible que haya ya mujeres arriba que puedan dar las señales adecuadas y animar al resto.

En el pasado ha destacado la importancia de que el CNIO se abra a los ciudadanos, ¿cree que se está produciendo dicha apertura?

Lo estamos intentando con todas nuestras fuerzas porque, aunque sabemos que el CNIO es una institución de élite, uno de los centros de investigación sobre el cáncer más prestigiosos a nivel internacional, pensamos que todavía es un gran desconocido para la sociedad española.

Para revertir esta situación estamos poniendo un gran énfasis en la comunicación, en difundir cada descubrimiento que llevamos a cabo, cada iniciativa que ponemos en marcha. También participamos en La Noche de los Investigadores, un evento con multitud de actividades divulgativas que reúne a investigadores y ciudadanos de a pie.

Además, ahora hemos lanzada la campaña Amigos del CNIO, un proyecto de filantropía individual que permite a cada ciudadano realizar un donativo para esta institución y, a cambio, entra a formar parte del CNIO: le mandamos información sobre nuestros avances científicos, puede visitar el centro etc. Es una manera de convertir a la sociedad en nuestra aliada y de que los científicos no estemos aislados. El cáncer es una enfermedad prevalente y creo que es de interés general saber lo que se realiza en el CNIO.

Usted misma cuenta con su propio blog de divulgación en un diario generalista, el Huffington Post, ¿lo considera una forma de acerca la Ciencia a la sociedad?

De hecho, antes de ser científica me planteaba ser periodista de investigación. Para mí, el blog es una forma de explicar mejor qué es la Ciencia, quiénes somos los científicos y la importancia que tienen los avances científicos para algún día intentar acabar con las enfermedades.

Una de las preocupaciones fundamentales del ser humano es la salud, sin embargo, no se entiende que para mantenerse sano es necesario que existan también ciertos medicamentos y que para ello resulta imprescindible realizar investigación básica. Sin investigación no llegarán las soluciones para los problemas médicos que aún no hemos sido capaces de resolver, y estoy hablando de enfermedades como cáncer, infarto, párkinson etc. Por ello, creo que es necesario darle a ese trabajo el valor que merece.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *