Científicos de la Universidad de Flinders (Australia) han conseguido que ratones alimentados durante un tiempo prolongado con alimentos muy ricos en grasa no ganen apenas peso. La clave ha sido eliminar el gen ‘RCAN1.
Dirigido por el profesor Damien Keating, el estudio utilizó una gran prueba genética en roedores para identificar nuevos candidatos genéticos que podrían causar obesidad, lo que podría allanar el camino para nuevas terapias farmacológicas. El equipo tiene la esperanza de que un enfoque similar que inhiba este gen también sea eficaz en humanos para combatir la obesidad y enfermedades graves como la diabetes.
“Sabemos que muchas personas luchan por perder peso o incluso controlar su peso por varias razones diferentes. Los hallazgos de este estudio podrían significar el desarrollo de una píldora que se centre en la función de RCAN1 y que resulte en la pérdida de peso”, apunta Keating.
Hay dos tipos de grasa en el cuerpo humano: la grasa marrón quema energía, mientras que la grasa blanca almacena energía. Los investigadores explican que el bloqueo de RCAN1 ayuda a transformar la grasa blanca no saludable en grasa marrón saludable, presentando un posible método de tratamiento en la lucha contra la obesidad.
“Ya hemos desarrollado una serie de medicamentos dirigidos a la proteína que produce este gen, y ahora estamos en el proceso de probarlos para ver si inhiben la RCAN1 y si podrían representar nuevos posibles medicamentos contra la obesidad. A la luz de nuestros resultados, los medicamentos que estamos desarrollando para atacar RCAN1 quemarían más calorías mientras las personas descansan. Esto significa que el cuerpo almacenaría menos grasa sin la necesidad de que una persona reduzca el consumo de alimentos o haga más ejercicio”, aseguran los científicos australianos.
Los investigadores puntualizan que se requieren más estudios para determinar si traducen los mismos resultados a los humanos. “Nuestra investigación se centra en comprender cómo las células se envían señales entre sí y cómo esto afecta la salud y la propagación de la enfermedad. Realmente queremos continuar con esto, es emocionante y tenemos fondos de investigación del gobierno australiano para continuar explorando opciones viables”, concluyen.