Identificado un fármaco capaz de tratar y detener la progresión de la fibrosis quística

La timosina alfa-1 es capaz por sí sola de corregir el defecto genético que causa la fibrosis quística y reducir la inflamación asociada a la enfermedad

La fibrosis quística causa una acumulación de mucosidad en los pulmones
La fibrosis quística causa una acumulación de mucosidad en los pulmones

La fibrosis quística es una enfermedad crónica y degenerativa que afecta principalmente a los sistemas respiratorio y digestivo y que padece uno de cada 5.000 españoles. Una patología genética –y, por tanto, hereditaria– que da lugar al desarrollo de infecciones persistentes en los pulmones y que limita de forma muy significativa la capacidad respiratoria de los pacientes. Y una enfermedad para la que, aún a día de hoy, no existe cura. De hecho, y a pesar de los avances logrados en las últimas décadas en su abordaje, la esperanza de vida de los afectados se establece en torno a los 35 años. De ahí la importancia de un estudio internacional dirigido por investigadores de la Universidad George Washington en Washington DC (EE.UU.), en el que se describe un tratamiento experimental que, sin necesidad de combinación con otras terapias, es capaz de detener la progresión de esta devastadora enfermedad.
Como explica Allan L. Goldstein, director de esta investigación publicada en la revista «Nature Medicine», «a día de hoy contamos con múltiples tratamientos para la fibrosis quística. Y si bien han mejorado de manera muy significativa la esperanza de vida de los pacientes, esta es todavía de solo unos 40 años. Además, ningún tratamiento puede administrarse en monoterapia. Sin embargo, nuestro equipo ha desarrollado un tratamiento que, por sí solo, puede potencialmente corregir el defecto genético que causa la fibrosis quística y reducir la inflamación que resulta de la enfermedad».
La fibrosis quística está causada por la presencia de mutaciones –ya se han identificado más de 1.500– en el gen que expresa la proteína reguladora de la conductancia transmembrana de la fibrosis quística (CFTR). Y es que esta proteína es responsable del mantenimiento del transporte de los iones cloruro al interior de las células, fundamental para preservar el correcto equilibrio entre las concentraciones de agua y sal en los pulmones. En consecuencia, y cuando esta CFTR es defectuosa y se deteriora rápidamente, se produce un cambio en la permeabilidad que conlleva una inflamación persistente de los pulmones.
Así, y con aras de curar la enfermedad o, cuando menos, detener su progresión, deben corregirse los perjuicios originados por la acción –o ‘inacción’– de una proteína CFTR defectuosa. Un efecto que parece lograr una versión sintética de un péptido producido de forma natural por el timo y denominada ‘timosina alfa-1’ (Tα1).
“El tratamiento puede corregir el defecto genético que causa la fibrosis quística y reducir la inflamación que resulta de la enfermedad” Allan Goldstein
El nuevo estudio, llevado a cabo con modelos animales –ratones– de fibrosis quística, muestra cómo la administración de Tα1 es capaz de corregir los múltiples daños que provoca la enfermedad en los tejidos de los pulmones y del intestino delgado. Es más; este péptido sintético no solo reduce la inflamación característica de la fibrosis quística, sino que acelera la maduración y aumenta la estabilidad y actividad de la proteína CFTR.
Como destacan los autores, «dada su doble acción, Tα1 presenta un fuerte potencial para convertirse en un agente terapéutico de molécula única para tratar y detener la progresión de la fibrosis quística».
Y además de en el tratamiento de modelos animales de fibrosis quística, ¿puede esperarse que esta timosina alfa-1 también sea beneficiosa los seres humanos? Pues sí, dado que los resultados alcanzados en este estudio con células aisladas de pacientes con la enfermedad mostraron que Tα1 también corrige todos los defectos en la proteína CFTR humana.
El equipo dirigido por Goldstein ya colaboró en el año 1979 en el aislamiento y primera caracterización de Tα1 como modificador de la respuesta biológica con una potente actividad inmune. Un péptido, por tanto, que potencia la capacidad del sistema inmune y que, si bien es producido en pequeñas cantidades en los tejidos tanto linfáticos como no linfáticos, se encuentra en concentraciones ‘moderadamente’ elevadas en el timo.
Mucho ha llovido desde 1979, hasta el punto de que Tα1 ya se encuentra comercializado –bajo el nombre de ‘Zadaxin’– en 35 países –si bien aún no en España– para el tratamiento de pacientes con infecciones virales –entre otras, la causada por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH)–, inmunodeficiencias y distintos tipos de cáncer. Un dato que demuestra que el tratamiento con este péptido sintético es seguro.
Como concluyen los autores, «Tα1 tiene un excelente perfil de seguridad y no induce las toxicidades y efectos adversos comúnmente asociados con la mayoría de agentes inmunomoduladores».