La científica alicantina, directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, será investida hoy doctora ‘honoris causa’ por la UMU
La alicantina María Blasco es una de las científicas más reconocidas de este país. A sus hallazgos sobre el proceso del envejecimiento se une la dirección del potente Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO). Blasco será investida hoy doctora ‘honoris causa’ por la Universidad de Murcia.
–Recibe hoy en la UMU un reconocimiento académico. Pero más allá del ámbito docente, ¿reconoce la sociedad española la labor de sus científicos y la importancia de la ciencia? El director del Instituto de Investigación de La Paz (IdiPaz), Eduardo López-Collazo, subrayaba la semana pasada, en una entrevista a ‘La Verdad’, que este país necesita que los niños no solo quieran ser chefs o futbolistas, sino también científicos.
-Los científicos tienen reconocimiento por parte de la sociedad, pero por debajo, por ejemplo, de los médicos. Quizás hay que explicar a la sociedad que todos los nuevos tratamientos para los pacientes vienen de la labor de los investigadores. Estos generan conocimiento que después se convierte en nuevas estrategias terapéuticas. Esto requiere de tiempo y de financiación. Sin investigación, no hay nuevos medicamentos. La investigación es el motor del avance de la humanidad. Y aún queda mucho por avanzar. Solo seremos una sociedad avanzada cuando seamos capaces de curar todas las enfermedades.
«A falta de políticos que consideren una prioridad la investigación, dependemos de que los ciudadanos lo exijan»
–Decía López-Collazo, a raíz de estas reflexiones, que una sociedad que valora a la ciencia es el primer paso para que los políticos se la tomen en serio.
-Estoy de acuerdo. A falta de políticos que consideren una prioridad la investigación, dependemos de que los ciudadanos exijan que la ciencia sea una prioridad. A veces solo nos acordamos de ella cuando tenemos una enfermedad incurable y nos dicen que aún hace falta investigación para tener tratamientos nuevos.
–Un informe de la semana pasada señala que España ha sido, junto con Polonia, el país de la OCDE que más recortes ha sufrido en I+D en la última década. ¿Qué impacto ha tenido esto en la ciencia? ¿Cuál es la situación actual en centros como el CNIO?
-El impacto ha sido muy importante, solo los centros con más capacidad para conseguir dinero de Europa o de compañías privadas han podido sobrevivir. El problema es que aunque ahora nos dicen que la economía española esta creciendo, esta situación precaria de la ciencia española no se ha revertido. Seguimos con la misma escasa financiación y con trabas burocráticas que hacen muy difícil la labor investigadora.
–En relación a todo esto, en el Instituto Murciano de Investigación Biosanitaria (IMIB), como en otros tantos centros, hay muchos profesionales con doctorados, postdoctorados y experiencia que siguen con contratos temporales y sueldos mileuristas. ¿Cómo acabar con esta precariedad?
-Creo que hay que poner en valor el talento científico y flexibilizar las contrataciones. En los últimos años solo nos han permitido renovar un porcentaje de los contratos con el consecuente adelgazamiento del personal investigador de las instituciones, y eso sigue igual. Tampoco hemos podido hacer promociones y los salarios han estado congelados. Esto ha hecho que perdamos talento. Por una parte somos menos atractivos para recibir talento internacional y, por otra parte, es más difícil retener el talento. De esto se han beneficiado países del norte de Europa como Alemania, Dinamarca o Reino Unido.
–Sus trabajos sobre telómeros (extremos de los cromosomas, que protegen el material genético de las células) y telomerasa alcanzaron un gran impacto. ¿En qué dirección están avanzando sus investigaciones en este campo?
-El estudio de los telómeros es de interés tanto para entender el origen del cáncer como de las enfermedades asociadas al envejecimiento. En el caso del cáncer queremos destruir sus telómeros para hacer envejecer y morir a las células del cáncer, que son inmortales gracias a que mantienen sus telómeros siempre largos. En el caso del envejecimiento, estamos estudiando si revertir el acortamiento de los telómeros, lo que ocurre asociado al proceso de envejecimiento, puede ser una manera de prevenir y curar enfermedades del envejecimiento, como las degenerativas de distintos órganos y tejidos.
-¿Caminamos hacia un mundo en el que viviremos más de cien años de forma habitual? ¿Tendremos más años de calidad de vida, libres de las consecuencias propias del envejecimiento?
-Retrasar el envejecimiento es lo mismo que aumentar el tiempo de juventud de los organismos. Cuando retrasamos el envejecimiento en ratones, vemos que estos ratones son jóvenes durante más tiempo, y esto hace que se retrasen todas las enfermedades y que los ratones vivan más tiempo sanos.
-¿Será posible revertir el envejecimiento o solo frenarlo, pero siendo siempre inevitable?
-Creo que el envejecimiento no es inevitable. La naturaleza nos enseña que hay especies que viven 400 años jóvenes y otras, como el ratón, que solo son jóvenes un año. Nosotros estamos jóvenes y protegidos de enfermedades durante unos 40 años. Cada especie tiene una estrategia diferente y nosotros no somos ni de lejos la que cuenta con mejores mecanismos antienvejecimiento. En la medida que entendamos estos mecanismos del envejecimiento podremos modularlos, y eso ya lo hemos hecho en ratones. El objetivo es entender el origen de las enfermedades que nos matan, que son mayoritariamente enfermedades asociadas al envejecimiento.
-Este ha sido el año de la inmunoterapia, con el premio Nobel a los padres de los primeros tratamientos. ¿Estamos ante la vía más prometedora actualmente en la lucha contra el cáncer, o por desgracia sigue teniendo muchas limitaciones?
-Ha sido un gran avance. Beneficia solo a un porcentaje de los pacientes y hay que entender que tienen de especial estos pacientes. También tiene efectos tóxicos, como cualquier quimioterapia, pero ha sido sin duda un gran avance que viene de la investigación más fundamental, de entender cómo funciona nuestro sistema inmunológico. Por eso es tan importante la investigación, porque es la única manera de que haya muchas historias como la de inmunoterapia, que no es la primera ni será la última que consigue que avancemos contra el cáncer.