Cerebros sanos para identificar el origen del Alzheimer

En la imagen, un cerebro de una persona con Alzheimer. ANTONIO HEREDIA / EL MUNDO
En la imagen, un cerebro de una persona con Alzheimer. ANTONIO HEREDIA / EL MUNDO

Un grupo de investigadores de la Universidad de Cambridge ha descubierto en cerebros sanos una huella genética que reproduce el patrón de la enfermedad de Alzheimer. Esto podría ser de gran ayuda para descubrir el origen molecular de esta enfermedad y para desarrollar tratamientos preventivos que se puedan administrar en pacientes de alto riesgo antes de que aparezcan los primeros síntomas.

Parece ser que la parte del cerebro donde se localizan esas huellas genéticas es la más vulnerable, puesto que las proteínas del sistema inmunitario que protegen frente al Alzheimer ahí son más débiles. Esto lo ha demostrado el equipo de Michele Vendruscolo, de la citada universidad, en un estudio que se publica en Science Advances. Las personas sanas con esas huellas genéticas aberrantes, es decir, con alguna anomalía, son más propensas a desarrollar Alzheimer durante su vida.

Uno de los grandes problemas de esta enfermedad, además de que no hay un tratamiento curativo, es que no se sabe aún cómo aparece y se desarrolla. La neurodegeneración sigue el mismo patrón: empieza en la región entorrinal del cerebro y se extiende a todas las áreas corticales.

Una de las cuestiones que se plantean muchos investigadores es por qué algunas áreas cerebrales son más vulnerables que otras al Alzheimer.

Respuestas

Para intentar contestar a esta pregunta, el equipo de Vendruscolo ha empezado estudiando cerebros sanos. “Si podemos predecir dónde y cuándo se producirá el daño cerebral, podremos entender por qué unos tejidos cerebrales son más vulnerables que otros y vislumbrar el origen molecular de la enfermedad de Alzheimer”.

Parte de la respuesta la han encontrado en los mecanismos de la proteína beta-amilode y de la tau, que son las que forman los ovillos característicos del Alzheimer que se forman en el cerebro. Tras estudiar 500 muestras de tejido cerebral sano que cogieron del Atlas Cerebral Allen, identificaron una huella en un grupo de genes. Cuando compararon ese tejido con el de cerebros con Alzheimer observaron que ese patrón genético se repetía a medida que la enfermedad se extendía por el cerebro.

Defensa

El organismo dispone de una serie de mecanismos de defensa que protegen frente a la agregación de proteínas, lo que sucede en varias enfermedades, como el Alzheimer. A medida que se envejece, esas defensas se vuelven más débiles y no pueden hacer bien su trabajo. Este estudio da un paso más para entender mejor esos mecanismos de defensa y cómo poder potenciarlos “para mantener el cerebro sano durante más tiempo”, puntualiza el autor del trabajo, quien cree que estos hallazgos servirán para diseñar nuevas vías terapéuticas para luchar contra el Alzheimer.

El estudio establece un claro nexo entre factores clave en el fenómeno de la agregación de proteínas que hace que el Alzheimer se expanda desde una zona cerebral a otra. Por eso, asociar las propiedades de las moléculas de las proteínas específicas al inicio y a la expansión del daño neuronal es un paso crucial para diseñar fármacos eficaces contra el Alzheimer y otras enfermedades neurodegenerativas. El equipo de Vendruscolo ya ha dado el primer paso.